Mirador en la Plaza de la Concordia, Moya

Ubicación
C. Pico Lomito, s/n. 35420 Moya
Año de terminación
2021
Superificie construida
1.290,00 m2

Estudio
Arquitecto
Jorge Ramos Pérez
Ingeniero técnico
Alejandro García Aguiar, Trama Canarias (Coordinación SyS)
Promotor
Ayuntamiento de Moya
Constructores
UTE Bernegal Infraestructuras SL y Proyectos y Obras Bernegal SL


Memoria

En este proyecto, el Ayuntamiento de la Villa de Moya planteó la reconversión del solar anexo al Cementerio Municipal para mejorar sus condiciones ambientales y proponer un espacio libre previsto en las normas urbanísticas del municipio.

El solar, de geometría trapezoidal, se encontraba dividido en dos ámbitos. El primero, volcado hacia la trama urbana, era un pequeño jardín que contaba, por un lado, con un gran monumento monolítico existente desde la Guerra Civil Española, y por otro, con especies vegetales de gran porte como dragos, palmeras, cipreses, etc. que debido a su poblada masa vegetal hacían las veces de pantalla visual ocultando el ámbito trasero que era aprovechado para el vertido de escombros y desechos de tierras, con la consecuente mala presencia que ello suponía.

Sin embargo, la ubicación estratégica de la parcela, dentro de la trama urbana, brindaba una oportunidad para plantear una mejora de la competitividad del casco urbano de Moya desde un punto de vista turístico. Para ello, se propuso la creación de una plaza mirador que funcionara como atractivo turístico y además dotara al municipio de un nuevo espacio contemporáneo capaz de albergar actividades.

La primera acción a acometer debía ser recuperar la conexión entre el espacio urbano y el paisaje natural que quedaba oculto tras la vegetación. Restablecer ese encuentro entre lo natural y lo creado. Esa sería la idea generadora del proyecto, crear un lugar para el encuentro, en el sentido amplio de la palabra. Y el primer encuentro debía ser necesariamente entre el paisaje natural y el paisaje urbano. Para ello se retiró la masa arbórea que dividía el espacio en dos ámbitos no permitiendo la visualización del paisaje, respetando los tres dragos presentes en primera línea del jardín delantero.

La segunda acción consistió en propiciar nuevas perspectivas visuales desde distintos puntos del casco urbano. Así, se propuso bajar la cota del terreno ajardinado al nivel de la acera, entre los dos dragos inferiores, permitiendo la visibilidad del paisaje desde la calle Juan Delgado. Asimismo, se eliminó la escalera que daba acceso al jardín desde la calle Tomás Morales, consiguiendo una mejor visibilidad del monumento y un acceso adaptado para personas con movilidad reducida desde la cota inferior.

Dado que la plaza quedaría vinculada irremediablemente a un monumento funerario levantado por la dictadura, el proyecto propone un diálogo desde el acompañamiento, la fraternidad, sin destacar ni camuflar, pero sí conviviendo con su presencia y reinterpretando su significado hacia un monumento a la Paz, a la Concordia. Para ello, se diferenció la cota del pavimento del mirador respecto a la del monumento. Se creó un graderío que invita al visitante a bajar, con el paisaje como telón de fondo, como protagonista, hasta el borde inferior de la plaza, para contemplar las vistas del barranco de Moya. Mientras que al volverse, se enfatiza el monumento al quedar elevado en una suerte de podio piramidal provocado por el propio graderío.

Sobre el monumento se enclava una intervención, obra del escultor grancanario Manolo González, con la que, por un lado, la imagen de una niña proclama desde su edad nuevos tiempos, tiempos de paz y concordia, en un gesto de esperanza dando al vuelo una paloma. Y por otro lado, unas placas de mármol blanco ocupando los espacios que dejaron las lápidas albergan un fragmento del poema “Convivencia” del poeta Agustín Millares Sall. Se pretende así resignificar el monumento luctuoso funerario por un monumento a la Paz, a la Concordia.

Finalmente, se intervino en el pasillo de acceso al cementerio, el cual se acondicionó a modo de paseo peatonal, dotándolo de un elemento lineal de hormigón visto que funciona tanto como elemento delimitador de la zona ajardinada, como banco de descanso, como también de guía que invita al transeúnte a acercarse al final del pasadizo, donde se proyectó un espacio abalconado para la contemplación e información de los elementos naturales que desde allí se divisan.

Los materiales empleados han sido, en la parte alta de acceso al cementerio, materiales artificiales como el hormigón visto con relieve de entablillado. Se muestra la crudeza del material sin revestimiento, desnudo, evocando la naturaleza del ser humano. El pavimento de baldosa de hormigón, un material duro, artificial que cambia de modulación y textura para enfatizar las entradas al cementerio. Mientras que en la zona baja de la plaza, se ha empleado materiales naturales, muros y pavimento de piedra, madera en mobiliario. La zona intermedia, se diferencia de las dos anteriores en que el pavimento crea un vínculo entre el monumento y el graderío mediante el hormigón fratasado. La zona frontal que da hacia el espacio urbano queda revestida en piedra, entrelazando el acceso principal con los Dragos, dando continuidad al pavimento de las aceras.

En cuanto a la iluminación, se dividió en dos, una global y otra ambiental para enfatizar los elementos más destacados del proyecto.

En definitiva, la propuesta parte de la premisa de propiciar “encuentros”. Se ha procurado crear un lugar cargado de simbolismo, cuyo ambiente sereno y sosegado sugiera al visitante detenerse para disfrutar del encuentro con la naturaleza, e incluso, ¿por qué no? detenerse para encontrarse con uno mismo.


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