Memoria

Con una longitud total de 283 metros, la pasarela de Onda Atlántica se extiende sobre espacios públicos sin ningún esfuerzo tectónico aparente. Presenta tres dramáticos vanos de 63 metros sin soportes intermedios que denotan una inesperada sensación de ligereza. Su forma ondulada, resultante originalmente de las limitaciones del sitio, esquiva los árboles existentes al tiempo que mejora el rendimiento de la estructura permitiendo un diseño sin juntas de expansión.

El perfil en forma de V es el resultado de la necesidad de mitigar el impacto acústico de la carretera que se encuentra debajo, permitiendo vistas a la ciudad por encima y proporcionando luz natural en todo el camino. La forma se percibe bidimensionalmente en ciertos ángulos, creando la ilusión de una hoja de papel curva. El resultado es un sistema estructural altamente innovador, una forma de perfil triangular extremadamente eficiente no común en el mundo de la ingeniería de puentes , capaz de salvar las distancias curvas requeridas con una gran agenda performativa y una estética minimalista.

Los requisitos programáticos para peatones, ciclistas y cruces accesibles se resuelven con una infraestructura única y sencilla, evitando elementos diferenciados como escaleras y ascensores auxiliares.

El puente se convierte en una gran escultura urbana para la ciudad, penetrando ambas plazas en sus descansillos retratando la ilusión de continuación debajo de ellas. El cruce se convierte en una nueva experiencia para sus visitantes, el puente es un nuevo y emocionante mirador en movimiento cuyo perfil se percibe como un cuadro de película que muestra una ciudad en movimiento.

La pasarela de Onda Atlántica se sitúa en un istmo cuyas mareas solían cruzar no hace mucho tiempo. El desarrollo urbano los había distanciado progresivamente. Con el objetivo de desarrollar su frente marítimo con actividades lúdicas y de ocio, la ciudad de Las Palmas de Gran Canaria estableció una estrategia urbana global para volver a conectar la playa de Las Canteras con el Área Portuaria y este puente es el primer paso para este nuevo desarrollo de la ciudad.

Con 3 metros de ancho y una pendiente máxima del 6%, la cota de esta pasarela alcanza una altura máxima de 7,60 metros sobre el nivel de la calle convirtiéndose en un nuevo mirador de la ciudad. También permite un ancho mínimo en la carretera de 5,50 m, superando hasta los 6 metros en algunos puntos.

Los arquitectos desarrollaron un esquema estructural inspirado en diseños de ingeniería naval, adoptando un sistema de cuadernas o marcos dispuestos cada 3,2 metros mientras se amarraban con placas de acero de 10-12 mm. Las 18 piezas que componían la estructura final, con un peso de hasta 40 toneladas la pieza, fueron ensambladas en un taller metalúrgico de Sevilla para luego ser transportadas en barco hasta el lugar. Todos los componentes que conforman esta pasarela tienen un desempeño estructural, excepto los pasamanos, lo que resulta en un diseño muy eficiente y robusto. Una pintura tri-capa con acabado metálico ayuda, según la luz del día, a desvanecerse dentro de la ciudad y garantizar la protección contra el entorno marítimo altamente corrosivo.

Se han rediseñado dos espacios públicos en los arranques de la pasarela. Por un lado, una plaza fluida recibe todo el tránsito peatonal convergente con formas onduladas verdes diseñadas para ser vistas desde arriba convirtiéndola en una pintura vegetal horizontal. Por otro lado, un diseño de paisaje no transitable reproduce una topografía volcánica recuperando rocas de la vecina montaña Isleta.

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