‘La Caja. Espacio Escénico’. Rehabilitación del escenario del Parque del Buen Suceso en El Carrizal, Ingenio

Ubicación
Parque del Buen Suceso, Carrizal de Ingenio. 35240 Ingenio
Año de terminación
2021
Superificie construida
360,62 m2 (escenario) + 331,12 m2 (acondicionamiento exteriores)

Arquitecta
Laura Gomez Mariño (proyecto)
Arquitecta
Beatriz Romera Manzano (obra)
Aparejador
Eduardo Rodriguez Gonzalez
Ingeniero técnico
Oscar Olivares Viera (estructura)
Ingeniero técnico
Alcorac Ramirez Garabote (intalaciones)
Promotor
Ayuntamiento de Ingenio
Constructor
Ingemont Tecnologias SL
Fotógrafo
David Rodriguez Benitez


Memoria

El edificio se localiza en El Carrizal, en el municipio de Ingenio.

Está situado en el extremo de una manzana que se adentra en el parque del Buen Suceso. Constaba de dos partes bien diferenciadas: por un lado, el escenario exterior de cubierta ligera, orientado hacia el parque; por otro, el denominado anexo, que es la parte de la edificación de cubierta plana que se encontraba detrás del escenario y contenía los servicios.

El encargo inicial consistía en rehabilitar la edificación con el objetivo de modificar el escenario, especialmente en cuanto a la altura de la cubierta. Ésta hacía que el espacio quedara muy desprotegido y resultaba desproporcionada en caso de pequeñas representaciones. Disminuir los efectos del viento era otra de las premisas de partida. Se observó que la superficie escénica se encontraba centrada respecto al edificio, pero descentrada respecto a la plataforma del parque donde se situaban los espectadores. Por último, si bien el escenario era el objeto principal del encargo, se hizo evidente que el anexo precisaba una urgente intervención, por la situación de deterioro y abandono en que se encontraba.

Un nuevo escenario.

A primera vista, parece que nada queda del antiguo edificio.

Sin embargo, si se mira bien, descubriremos como la parte antigua y la nueva conviven en una situación de dependencia y respeto mutuo. Este preceptivo acuerdo entre las partes ha permitido controlar la inversión, sin renunciar a la posibilidad de resurgir con una nueva identidad.

En un primer gesto, el edificio se independiza de la manzana. Se demuelen los muros laterales que delimitaban el patio trasero y que conectaban la construcción con el resto de edificaciones. Al separarse, los volúmenes pueden distinguirse con claridad y el patio se abre permitiendo la circulación. La intervención mantiene la distinción formal entre las dos piezas, el escenario y el anexo, que se diferencian también por su acabado exterior.

El escenario se desplaza y gira, logrando una orientación más centrada hacia la plaza. Esto se evidencia con la posición de los dos árboles preexistentes que flanquean la boca del escenario, testigos impasibles del cambio.

El nuevo edificio no se conforma con ser escenario, desea formar parte de la vida diaria del pueblo, dinamizar el parque. Su estrategia es sencilla, ofrecer espacios confortables que no sólo funcionen en grandes eventos, sino que también permitan desarrollar actividades dirigidas a pequeños o grandes grupos de personas. Esto se materializó en dos acciones principales. En primer lugar, la de redistribuir el programa de modo que se generara una sala conectada con el parque, al que se abre con una gran superficie acristalada. En segundo lugar, permitir que el espacio del escenario pueda ser utilizado como si fuera una segunda sala. De esta manera, la nueva caja escénica toma forma. Un volumen de hormigón envuelve el escenario para permitirle soportar mejor los vientos dominantes del lugar. Es su principal cometido, pero no el único, también permite que el espacio pueda cerrarse. Para ello se dispone una puerta enrollable de más de once metros de largo y seis de alto. Gracias a este cerramiento, se puede alojar una dotación escenográfica permanente y preparar con antelación el montaje de espectáculos. Esto mejora las condiciones de los artistas y de los técnicos, y permite ahorrar costes, produciendo espectáculos con una mínima inversión. La gran puerta oculta al parque la inquietante visión cotidiana del escenario vacío. Cuando está cerrada, la luz penetra en la caja por su apertura lateral, que es posible ocultar mediante una contraventana corredera de grandes dimensiones.

La nueva sala y el escenario comparten el camino de acceso desde el exterior, a modo de promenade, a través de un espacio intermedio que resuelve la accesibilidad y sucede entre la fachada oeste y la celosía de madera. El otro acceso, el que se produce por la antigua escalera, cuenta también con una celosía que crea ese espacio intermedio de transición reflexiva al entrar.

Las celosías ofrecen una visión filtrada del parque y resguardan los accesos, que están ahora menos expuestos, de modo que cualquier persona entrando al edificio puede pasar inadvertida. Tamizan la luz y reducen la incidencia de los rayos solares sobre el edificio y sus acristalamientos.

En toda esta transformación, el edificio se debate entre la osadía y la timidez, como un artista que pisa el escenario por primera vez. Si la idea de apertura al exterior está presente, también lo está la de protegerse de él.

Los servicios se trasladan hacia el interior, aglutinándose para buscar intimidad, liberando la fachada trasera donde se producirán las circulaciones. Gran parte del cerramiento se sustituye por superficies acristaladas que permiten la visión del exterior y la entrada de luz. Este nuevo espacio distribuidor participa ahora del patio trasero. Allí, unos bancos bajo los ventanales invitan a la reunión, haciendo las veces de antesala en los momentos previos a la salida a escena. Un segundo pasillo resguarda la puerta de salida al escenario, y se condenan las antiguas puertas de la pared trasera, para controlar los accesos y que se produzcan únicamente por los hombros del escenario.

En el exterior, con la finalidad de reducir las molestias originadas por el viento en la plaza, se interviene en las proximidades del edificio creando nuevas superficies ajardinadas. Un grupo de árboles de gran porte, junto con otras especies de porte medio, actuarán en el futuro de pantalla frente al viento, contribuyendo a mejorar la estancia de espectadores en la plaza.

Y mientras se enfrenta al futuro, la Caja no pierde de vista el pasado. Al recorrerlo descubriremos cómo, a través de sus nuevas aperturas, establece un diálogo cómplice con la cúpula de la iglesia del Buen Suceso. Como el artista que quiere llegar muy lejos, pero no marcharse nunca.

Breve reseña constructiva:

Orientación de la caja escénica: El suelo del escenario lo forma en gran parte el antiguo forjado sanitario, que se recrece mediante una losa de hormigón sobre relleno, generando una plataforma única mejor orientada hacia la plaza.

Cierre de la caja escénica: La pared trasera y lateral del escenario, en su parte baja, están formadas parcialmente por el cerramiento de fábrica existente del anexo. En la parte alta, para cerrar la diferencia de altura entre ambas cubiertas, se recrecieron los pilares, soportando ahora, una gran viga de cuelgue de poco espesor que da continuidad al acabado de hormigón visto por el exterior. Finalmente, se disponen paneles de aislamiento termoacústico y una segunda hoja de fábrica de bloques.

Distinción de acabados: Mientras que la caja escénica se reconoce por su altura y el uso del hormigón con acabado abujardado en todos sus muros; para el anexo, en cambio, se escogió un acabado fino en contraste. Se dispuso un revestimiento mineral con un sistema SATE sobre el antiguo cerramiento de fábrica, lo que proporciona una mejora de la eficiencia energética sin restar espacio útil al ya escaso espacio disponible.


Ubicación