Memoria
El encargo de la reforma del hotel FARO tenía dos objetivos muy claros marcados por la propiedad. En primer lugar, no se trataba de una simple rehabilitación, sino de una completa reconceptualización del edificio en la búsqueda de una clientela diferente de mayor poder adquisitivo. En segundo lugar, se solicitó a los arquitectos recuperar los valores del proyecto original del hotel (1971), a la vez que se debían modernizar los conceptos sobre los que se fundamentó su diseño.
El proyecto de Juan Manuel Delgado (1970) se consideraba suficientemente atractivo como para completarlo simplemente añadiendo algunas actualizaciones, las cuales se enlazaron directamente con la recuperación del diseño primitivo del edificio.
La recuperación de la entrada desde la Plaza del Faro, el mantenimiento íntegro de toda su volumetría, y la eliminación de determinados elementos sobrepuestos durante la vida del edificio, fueron decisiones sencillas que aportaron grandes mejoras estéticas y funcionales.
También se modificó de manera importante la relación del edificio con el exterior. En sentido contrario a la tradición, las carpinterías de los espacios comunes fueron retranqueadas o simplemente eliminadas para ofrecer al huésped una mejor relación con el Faro y la Playa de Maspalomas. La parte más costosa y compleja de dichas intervenciones, fue la colocación del buffet en la planta principal (antes en la planta baja), que conllevó hacer una nueva cocina a dos niveles capaz de dar un servicio a la carta en un restaurante “buffet”. Este nuevo espacio de restauración (Ocean Buffet) permite al huésped disfrutar de las vistas al mar como si se encontrase en un crucero, además de permitirle disfrutar de la luz de la tarde con la omnipresencia visual del Faro. A su vez, el primitivo restaurante buffet ha sido transformado en un restaurante a la carta (Palo Cortado) al que se accede desde el propio paseo marítimo y desde los espacios exteriores del hotel, permitiendo la externalización de su gestión, a la vez que se mejora sustancialmente la calidad del servicio prestado.
En continuidad con dicha línea, las carpinterías de la planta principal se retranquean para generar una gran terraza cubierta controlada ambientalmente y muy bien conectada con el hall del hotel, desde el que una barra de cóctel chapada en latón y una bodega interior permiten dar un servicio de primer nivel a los huéspedes. Asimismo, en la planta baja se elimina por completo la carpintería del bar piscina (Bar Erizo), generando un espacio también ambientalmente muy controlado, con una gran conexión con la piscina, el paseo marítimo y el mar.
La última de las actuaciones exteriores resultó también enormemente compleja, pues supuso la recuperación de toda la cubierta del edificio para su destino a solárium, bar y restaurante. Una solución de cubierta invertida, flotante y transitable de madera de bambú, protegida de los vientos con un cerramiento de vidrio, y apoyado por dos piscinas (Dunas y Faro), permiten al hotel encontrar nuevos espacios que ya fueron propuestos en el proyecto original de 1970. Para acceder a la cubierta directamente sin la complejidad de modificar todos los núcleos verticales del edificio, se optó por la colocación de un ascensor exterior panorámico y exento, de compleja cimentación y montaje. Actualmente la cubierta se ha modificado ligeramente para ser operada mediante gestión externalizada (Blue Marlin Skylounge), incluyendo nuevas barras y algunas pérgolas no incluidas en el proyecto redactado.
Al respecto de la fachada del edificio, mantenida en su concepción y volumetría primitiva, se modifica el color rebajando su presencia e identificándola, de manera particular, con los tonos terrosos del faro y del hotel Oasis (Corrales, Molezún y Manuel de la Peña).
Respecto a los trabajos realizados en el interior del edificio, la intervención de Cleofé Sánchez como responsable del Diseño Interior permitió un diálogo muy fructífero con la arquitectura del edificio, llevando al límite el diseño de la habitación, en la que el baño desaparece como espacio independiente, todo ello en un esfuerzo de integración espacial que solventa la limitada superficie de las unidades alojativas. Un mobiliario de diseño personalizado y piezas contemporáneas de primeras firmas recualifican las unidades alojativas hasta el nivel solicitado en el encargo.
Otros aspectos técnicos y jurídicos se solventaron con esfuerzo y dedicación en una especie de carrera de obstáculos administrativos que aún se lleva a cabo. Esa lucha incansable por la mejora de la calidad del destino turístico es la que nos inspira para presentar este proyecto que, con toda humildad, entendemos merecedor de ser conocido por los compañeros de profesión.
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