Memoria
La parcela donde se implanta el colegio, siempre tuvo un carácter agrícola (en concreto, tomateros) que fue perdiendo a lo largo del último tercio del siglo pasado. Explorando el terreno antes de afrontar el proyecto, se observaban “huellas” de su pasado agrícola, que representaba el modo de vida de sus habitantes. Ese carácter debía estar presente de alguna forma en el proyecto.
El encaje de un colegio pensado para 1.300 alumnos en un terreno rural de algo más de 30.000 m2, suponía un problema de difícil solución.
La parcela presentaba una pendiente importante desde la carretera de acceso, hacia el sur delimitado por el barranco de Las Tabaqueras.
Estas condiciones orográficas, y la densidad edificatoria, así como el interés en manifestar su pasado agrícola marcaron el diseño del colegio.
La forma de implantar una estructura edificatoria tan fragmentada y extensa en dicho terreno, se resume en una imagen que se repite en casi todas las zonas agrícolas de Canarias. Se trata de las terrazas de cultivo, formadas por bancales capaces de retener el suelo y de facilitar o limitar el drenaje.
En concreto una imagen de “Las Berreras de San Antón en Firgas” en donde se construyeron terrazas artificiales, que asemejan a edificaciones escalonadas con cubiertas verdes de un alto valor paisajístico.
Partiendo siempre de una base ineludible, que es la integración en el entorno, respetando la historia y tratando de generar un paisaje reconocible, establecimos una serie de líneas conductoras de la propuesta:
Orografía y ordenamiento edificatorio
La propuesta, ante la inexistencia de edificaciones en su entorno, carecía de referentes edificatorios y condicionantes urbanísticos, por lo que se adopta un criterio muy sensible con el vacío edificatorio, lo que lleva a proponer la ocultación de las piezas arquitectónicas de las aulas, que se funden con la orografía de la montaña, siendo apreciables en sus cubiertas, que serán aprovechables como huertos, zonas de juegos o simplemente áreas verdes.
La intención es que a vista de pájaro no se aprecien prácticamente las edificaciones.
En la mitad superior de la parcela, la pendiente es más acentuada, lo que facilita el aterrazamiento hasta la parte baja de pendiente más suave. Los cuerpos de las aulas se irán situando a ambos lados del eje central, en donde aparece el camino zigzagueante, que “cose” todos los niveles de aulas, hasta la mitad inferior del terreno.
En la zona baja, que es prácticamente llana, proyectamos las áreas de juego y deportivas abiertas.
En esta primera fase del colegio, únicamente se construyen dos edificaciones (al margen de las áreas de aparcamiento, caminos y canchas): una pieza de aulario de infantil, en donde se aprecia esta mimetización; y el edificio representativo del colegio, en donde se encuentra el salón de actos, la administración, etc. Al tener ese carácter representativo de la institución, el volumen del salón de actos y administración, se eleva sobre un basamento semienterrado, y se configura como un icono apreciable desde el interior de la parcela, pero no desde la carretera de acceso. Su fachada curva nace como proyección de las líneas de nivel en esa zona, y se desmarca de la rigidez formal de las aulas.
En las siguientes fases se edificarán el resto de aulas semienterradas en la montaña, que tendrán fachada hacia el sur, en dirección a la pendiente y disfrutando de las magníficas vistas.
Movilidad interna
Se pretende concentrar el movimiento de vehículos en la zona alta, junto a la carretera, en donde se dispone de un amplio aparcamiento, tanto para guaguas, como para vehículos privados. A partir de este nivel, solo hay caminos exclusivamente peatonales y accesibles para sillas de ruedas y carritos de niños. Estos caminos se adapten al terreno y a su pendiente original, y no al revés, y comunican de manera natural y muy suave los distintos edificios que componen el colegio, asemejando un paseo por un entorno natural.
Los retranqueos de 5 metros junto a los linderos laterales, se utilizan como viales de servicio del colegio.
Concepto bioclimático y ahorro energético y de recursos
La parcela se encuentra en una zona de la isla con un clima muy caluroso, alcanzándose temperaturas extremas en verano. La vegetación a introducir juega un papel muy importante, no solo desde el punto de vista paisajístico, sino como elemento generador de sombra, elemento de protección solar de las fachadas orientadas al sur, y como elemento de enfriamiento del aire. La vegetación arbustiva y baja, supone un elemento liberador de agua mediante el proceso de evado-transpiración. Los árboles de porte generarán sombra en gran parte del terreno, con lo que potenciamos el aumento de la velocidad del aire por diferencia térmica entre zonas umbrías y zonas soleadas, lo que genera disminución de las temperaturas en su entorno.
La utilización de las cubiertas como huertos también favorece el efecto cueva de las edificaciones, que se traduce en ahorro energético.
El comportamiento térmico conocido como “efecto cueva” o “efecto catedral”, ha sido ampliamente utilizado dentro de la arquitectura tradicional y popular tanto para aislarse de las condiciones climáticas de verano como las de invierno. Además de esto, en la parcela disponemos de agua en un pequeño lago proyectado, que constituye un elemento enfriador del aire al absorber calor en su proceso de evaporación. Otras medidas como el favorecer la iluminación natural, el utilizar iluminación de bajo consumo, favorecer la ventilación cruzada como método de enfriamiento natural de las estancias, el aislamiento térmico, el aprovechamiento de la energía solar, dado la magnífica orientación sur, tanto para el calentamiento del agua sanitaria, como para la generación de energía, favorecen el ahorro energético y limitan considerablemente su demanda.
Otro aspecto no menos importante es el aprovechamiento y consiguiente ahorro del agua, que se realiza mediante la depuración y reutilización de ésta para el riego. Se ha instalado una depuradora en la zona más baja de la parcela a donde llegarán todas las aguas residuales generadas en el colegio.
Concepto educativo
El tipo de enseñanza propio de este Colegio, se basa en formar y motivar a sus alumnos en una educación que fomenta la práctica, la observación y la manipulación, que respeta el entorno, las tradiciones, y que se vale de ellos. Todo ello es posible en un entorno natural con huertos agrícolas y amplias zonas verdes.
Se ha recuperado una zona muy degradada, para reintroducir el uso agrícola, que existió durante muchos años en esta zona, pero esta vez vinculado a la enseñanza práctica del conocimiento del entorno natural, de la historia del lugar, del ahorro de los recursos y la sostenibilidad.
Ubicación