Memoria
Segundo local del Restaurante coreano Mandu, esta vez situado en la intersección de dos grandes avenidas, Juan XXIII y Luis Doreste Silva, cerca de la zona del muelle deportivo de Las Palmas de G.C.
La entrada al local se hace a través de un vestíbulo revestido con piedra porosa de la cantería de Arucas en donde la Moon Door (puerta de la luna), al igual que en los jardines orientales, sirve de acceso, en este caso a la sala principal. Emulando estos jardines, el acceso se produce de forma indirecta, primero nos encontramos con el muro de piedra que nos hace cambiar de dirección para girar y descubrir un nuevo ambiente después de cruzar la Moon Door.
Nuestro propósito fue crear un ambiente acogedor, incluso en un local de grandes dimensiones. Para ello, creamos distintas zonas, de las que destaca «el nido», en el centro del local. 5 mesas con bancos curvos conectados entre sí rodeados de una estructura de madera que envuelve un espacio único. Los respaldos de los bancos envuelven el ámbito de cada mesa, pero esa intimidad se diluye al encontrarse con el siguiente banco, creando un espacio ambiguo entre mesas. Los respaldos negros hacen de fondo para la estructura de madera del nido, haciéndola destacar aún más. El nido es el corazón del local, alrededor suyo se distribuyen el resto de espacios.
Además de esta sala central hay una sala para grupos, en la que continuamos con la linea del Restaurante Mandu de la playa de Las Canteras, creando una atmósfera de espacio abuhardillado. La separación entre la sala principal y la sala de grupos sucede a través de una vitrina botellero, que consigue tamizar la luz y deja entrever lo que sucede en su interior.
El restaurante también cuenta con una sala privada VIP. En esta optamos por un estilo más neutro con un doble juego de luces directas e indirectas.
La iluminación es uno de los puntos fuertes en este proyecto. Se diseñó para crear intimidad y calidez, resaltando las distintas geometrías de cada espacio. La zona del nido con iluminaciones curvas acorde con la geometría del propio nido. En la sala de grupos abuhardillada se continuo con la misma iluminación del local en la playa de Las Canteras, lucernarios a modo de claraboyas resultando una sensación de luz natural. La imagen nocturna del local es espectacular gracias a la luz continua siguiendo el contorno del nido y su luz interior que se escapa tamizada entre el entramado de listones.
Ubicación